Hoy, mientras los políticos en Ottawa lanzan declaraciones vacías sobre “dar la bienvenida a los refugiados” y celebran los supuestos “valores humanitarios” de Canadá, en el Centro de Trabajadores Inmigrantes nos negamos a participar en su hipocresía. El Día Mundial de las Personas Refugiadas no es una celebración: es un momento de duelo y de rabia.
Mientras el gobierno ondea su bandera de la diversidad en el extranjero, sigue construyendo una fortaleza en casa. Este año, el nuevo gobierno del primer ministro Mark Carney — un exbanquero que ahora gestiona el país como un fondo especulativo — ha intensificado el ataque contra las personas migrantes y refugiadas. Con la Ley de Fronteras Fuertes, su administración ha consolidado el deslizamiento de Canadá hacia un modelo brutal y carcelario de control migratorio.
Seamos claros: esto no se trata de “restablecer el orden” ni de “arreglar el sistema”. Esto es una guerra de clases, dirigida contra migrantes pobres y racializados, en beneficio del capital y la supremacía blanca.
Lo que realmente hay detrás de estos ataques
El gobierno de Carney ha seguido con precisión escalofriante el manual de la extrema derecha: crear pánico sobre “demasiados solicitantes de asilo”, culpar a los refugiados por la inestabilidad económica y luego proponer medidas autoritarias. ¿El resultado?
Solicitantes de asilo que han vivido y trabajado en Canadá por más de un año ya no tienen derecho a una audiencia ante la Junta de Inmigración y Refugiados;
Son canalizados hacia un proceso de evaluación de riesgos previa a la deportación, con tasas de aprobación más bajas y poca transparencia;
Las admisiones de refugiados han sido recortadas en más de un 30 %, incluso cuando el desplazamiento global alcanza niveles récord;
La reunificación familiar está en crisis, con tiempos de espera de hasta tres años y enormes retrasos — especialmente en Quebec;
Mientras tanto, aumentan las deportaciones y continúa la detención migratoria, incluso para niños y sobrevivientes de trauma.
Esto no es una mala gestión administrativa. Es violencia fronteriza neoliberal — una estrategia consciente para criminalizar la migración, dividir a la clase trabajadora y mantener una fuerza laboral desechable sin derechos ni estabilidad.
Los refugiados no son una carga — el capitalismo lo es
El gobierno de Carney quiere hacerle creer a la gente que los refugiados son los responsables de la crisis de la vivienda, de los hospitales colapsados o de los presupuestos públicos tensos.
Pero sabemos la verdad: son décadas de austeridad, especulación y gobierno elitista las que han vaciado nuestros sistemas sociales — no las personas que huyen de bombas, inundaciones y dictaduras respaldadas por potencias extranjeras.
Canadá acoge a las empresas mineras, a los traficantes de armas y a los proyectos imperialistas que provocan desplazamientos — pero no a las personas desplazadas. Da la bienvenida a trabajadores precarios, pero no a sus familias. Da la bienvenida a las ganancias, no a las personas.
Nuestra respuesta: organizarnos, resistir, abolir las fronteras
En el Centro de Trabajadores Inmigrantes no pedimos inclusión en un sistema roto. Exigimos su transformación. Apoyamos a los y las migrantes y refugiados de clase trabajadora que:
Luchan contra las deportaciones mediante acción directa y redes de solidaridad;
Se organizan contra el robo de salarios y los abusos laborales;
Exigen Estatus para Tod@s, sin importar origen ni ingresos;
Exigen el fin de la detención migratoria;
Y el fin del régimen de permisos de trabajo cerrados.
Construimos poder desde abajo, con principios internacionalistas, anticapitalistas y abolicionistas.
En este día: de la conmemoración a la confrontación
Así que hoy, no solo recordamos — nos levantamos.
Llamamos a todos los trabajadores — con o sin estatus, sindicalizados o no — a rechazar la culpabilización de los refugiados. Instamos a todas las organizaciones comunitarias, grupos religiosos y movimientos juveniles a unirse y resistir.
El Día Mundial de las Personas Refugiadas no debe ser una campaña publicitaria empresarial ni un acto de caridad. Debe convertirse en un día de resistencia masiva — contra las fronteras, contra el imperialismo, contra el capitalismo mismo.
Estatus para tod@s. Fin a las deportaciones. Cerrad la CBSA. Abolid las fronteras. Desmantelad la fortaleza Canadá.
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