voces de resistencia y determinación. Decenas de organizaciones, miembros de la comunidad y aliados se reunieron bajo la bandera de Nuestro Frente Común para enfrentar una de las amenazas más graves contra los derechos de las personas inmigrantes, refugiadas y trabajadoras en los últimos años: el Proyecto de Ley C-2.
¿Un Canadá de exclusión o un Canadá de dignidad?
El Proyecto de Ley C-2 no es una reforma técnica. Es un ataque directo a los valores que decimos defender: la equidad, la igualdad, la privacidad y el respeto a la dignidad humana. Concede más poder sin control al Estado, socava el debido proceso y refuerza una visión de Canadá donde los migrantes, refugiados y comunidades marginadas son tratados como desechables.
El encuentro en la calle Bélanger lo dejó claro: nos negamos a que esta visión sea nuestro futuro. Desde defensores de derechos humanos hasta grupos feministas, desde organizaciones LGBTQIA+ hasta militantes sindicales, el mensaje fue unánime: nuestros derechos no son negociables.
Unidad en la lucha
El evento reunió a una coalición poderosa, incluyendo TCRI, Médicos del Mundo Canadá, Fédération des femmes du Québec, Amnistía Internacional Canadá francófona, Ligue des droits et libertés, el Consejo Canadiense para los Refugiados, The Refugee Centre, Action Réfugiés Montréal, AGIR, el Centro Comunitario LGBTQ de Montreal, el Observatorio de Justicia Migrante y el Immigrant Workers Centre.
Cada organización recordó que el Proyecto de Ley C-2 no se trata solo de trámites migratorios. Se trata de el futuro de Canadá y Quebec — ¿avanzaremos hacia más represión y exclusión o hacia la justicia y la solidaridad?
Levantando un muro de resistencia
Los y las participantes compartieron información y herramientas para movilizarse en sus lugares de trabajo, comunidades y barrios. Nos recordamos mutuamente que nuestras luchas están interconectadas: los derechos laborales son derechos migrantes, la justicia de género es justicia migrante, y defender la privacidad es defender la libertad.
La elección está en nuestras manos. ¿Permitiremos que los gobiernos nos dividan, nos conviertan en chivos expiatorios y nos arrebaten nuestros derechos? ¿O construiremos una sociedad donde cada persona — sin importar su origen, estatus, género u orientación — pueda vivir con dignidad?
El 5 de septiembre en Montreal, la respuesta fue clara:
Elegimos la solidaridad. Elegimos la resistencia. Elegimos un Canadá donde la dignidad humana no es negociable.
La lucha contra el Proyecto de Ley C-2 apenas comienza. El Immigrant Workers Centre hace un llamado a todos los trabajadores, migrantes y aliados a sumarse a las movilizaciones en las próximas semanas. Juntos, podemos derrotar este ataque y construir la sociedad justa que merecemos.



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