El Centro de Trabajadores(as) Inmigrantes CTTI) denuncia la adopción de la Ley 89 como una declaración abierta de guerra contra los trabajadores. Esta legislación, impuesta a pesar de una resistencia generalizada, criminaliza la huelga, suprime el derecho a organizarse, y favorece descaradamente a los patrones.
“Esto es una ofensiva de clase. No es una reforma, es una forma de represión,” denunció Mustafa Hanawi, organizador comunitario del CTTI. “Los trabajadores inmigrantes y precarios son empujados aún más al silencio, al miedo y a la explotación.”
Al limitar el derecho a huelga, el gobierno quiere disciplinar la fuerza laboral y borrar décadas de conquistas obreras: sueldos dignos, condiciones seguras, servicios públicos y derechos fundamentales. Esta ley viola las constituciones, los tratados laborales y la dignidad de millones.
Un gobierno al servicio del capital
No hay duda: esta ley no fue escrita para el pueblo, sino para los ricos. François Legault y Jean Boulet han elegido su bando, y no es el de las trabajadoras ni trabajadores. Su objetivo es desarmarnos como clase.
La respuesta es resistencia
Desde 2024, los sindicatos advirtieron al gobierno. No escucharon. Ahora la máscara ha caído. El CTTI llama a resistir, desobedecer y organizarse sin miedo.
“Los derechos no se piden, se conquistan,” afirmó Hanawi. “Y ninguna ley puede detener la fuerza de una clase trabajadora unida.”
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