El 1 de mayo, en Montreal, nos unimos en solidaridad en las calles, para alzar nuestras voces contra la escalada del coste de la vida, que afecta desproporcionadamente a los miembros más vulnerables de nuestra sociedad. A medida que la inflación se dispara, las personas y empresas más ricas se aprovechan de la situación, amasando aún mayores beneficios a costa de la clase trabajadora.
Muchos trabajadores se enfrentan a la dura realidad de unos salarios estancados en medio de una escalada de los precios de bienes y servicios esenciales. Es crucial que nos unamos como comunidad, amplificando las voces de los trabajadores para garantizar que se escuchan sus demandas de una remuneración justa y mejores condiciones laborales.
La inflación no deja a nadie indemne, desde los trabajadores migrantes, los estudiantes, las personas mayores, los desempleados, las familias monoparentales, hasta las personas que viven solas y la clase trabajadora. Las consecuencias son de gran alcance y afectan a nuestra capacidad de acceder a alimentos nutritivos y a una vivienda asequible.
La marcha del Primero de Mayo sirvió de plataforma para que los trabajadores presentaran sus reivindicaciones a los distintos niveles de gobierno y a las empresas. Entre ellas, la petición de un salario mínimo más elevado y la aplicación de medidas de salud y seguridad en el trabajo.
El IWC-CTI fue uno de los organizadores y participantes en la Coalition du 1er mai, que coordinó la marcha. Esta diversa alianza comprende sindicatos, organizaciones comunitarias y grupos de estudiantes, todos unidos en la búsqueda de la justicia social, la igualdad y un futuro mejor para todos.
Los comentarios están cerrados.